La Exposición supuso una renovación urbanística aún visible, que no sólo modificó la apariencia de la ciudad sino que configuró nuevos espacios como la Plaza de España, que ha llegado a convertirse en uno de los referentes emblemáticos de Sevilla. El recinto de la muestra ocupaba los terrenos del Parque de María Luisa y continuaba por la acera opuesta de la Avenida de la Palmera. El arquitecto Aníbal González fue el encargado de las obras de la exposición. Dimitió a falta de pocos meses para la inauguración debido a los continuos recortes en el presupuesto entre otras causas, afortunadamente antes pudo dejarnos las dos plazas principales de la exposición, la de España y la de América, con sus pabellones mudéjar (actual Museo de Artes y Costumbres Populares), el pabellón de las Bellas Artes (actual Museo Arqueológico) y el pabellón Real. Del resto de los pabellones sólo se conservan principalmente los de los participantes extranjeros. Éstos los podemos encuadrar en dos grupos: los encargados a arquitectos del propio país, como son los de Portugal, Argentina, Perú, Chile, Uruguay, República Dominicana, Cuba, México (Méjico), Brasil y Estados Unidos de América, y los que encargaron el proyecto a arquitectos españoles, Colombia, Guatemala y Venezuela (desaparecido).
El Pabellón de la Telefónica,
hoy sede de la fundación
Forja XXI.